El equipo azulón arrasa en la primera parte (3-1) pero los canarios se la devuelven en la segunda. Sandro y Mata, al larguero. Preocupa la lesión de Mayoral.
Una vistosa y sabrosa primera parte, en la que se anotaron cuatro goles, minimizó el fastidio de la lluvia que tuvieron que soportar los sufridos asistentes. Los 7.623 valientes recibieron el premio de disfrutar uno de los mejores partidos de la temporada. Las bicicletas, regates y gambeteos de un Greenwood que cuando se siente feliz (y lo es ahora) está entre los tres mejores jugadores de LaLiga, el acierto rematador de Mata, la cabeza de Maksimovic y esa zurda de Diego Rico de la que salen asistencias con suma facilidad.
El inicio de la segunda parte no fue menos brillante que la primera. Sergi Cardona anotó a los cinco minutos (3-2) y nueve después lo haría también Munir (3-3), anulado inicialmente por el árbitro por fuera de juego pero validado después desde al VAR al comprobar que era un tanto legal. Sandro y Munir, dos ex del Getafe, marcando en el Coliseum.
Estaba el partido como para pestañear. En un abrir y cerrar de ojos te podías perder dos goles. No había adivino que en el minuto 14 se atreviese a predecir que ese Getafe que ganaba 2-0 y tenía los tres puntos en la palma de la mano antes de llegar a la hora iba a ir 3-3. Con media hora por delante en un partido tan loco de todo podía pasar. Había partido. Como para decir que no.
De hecho, Sandro estuvo a milímetros de firmar el 3-4, pero su potente disparo fue repelido por el larguero, que se quedó vibrando tanto como temblando el público del Coliseum. En el 83, el que remató al larguero fue Mata, con una sutil vaselina. Hasta en eso empataron.
Al partido de los goles y la felicidad le sobró el trance crítico de lesión de Mayoral, que abandonó el campo llorando dolorido en la rodilla izquierda. Ahora que había entrado en la pre lista del seleccionador para la Eurocopa…